EL ÁNFORA DE LAS METÁFORAS
"A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante"
OSCAR WILDE
Ciclo nocturno de idilios
Delirio vital que recorres cada pensamiento y te expandes como las sombras alargadas del atardecer. Y en la oscuridad de la noche puntos de incandescentes a millones años luz. Así son nuestros idilios, tan inalcanzables y a la vez tan llamativamente atractivos. Me gusta permanecer en esa oscuridad interrumpida por espontáneas luminiscencias , mirar hacia la infinitud que se presenta sobrecogedora, y sentirme tan grande y tan insignificante al mismo tiempo. Imaginar, con aires de grandeza, melancólicos relatos, que tratan de llenar ese vacío que tras despertar del sueño invaden la escena. Recostado bajo un manto de estrellas espero que la luna se disuelva tras el horizonte, dejando atrás su fantasmal e inconsistente figura de ensueño, y dando paso a la calurosa y sensual luz del rojo amanecer, esos colores rojizos tan apasionados iluminan una realidad que a través de sus ojos parece curiosamente acogedora. Días que viven y mueren con pasión insaciable, noches que viven y mueren con solitario idilio inalcanzable.

Un comisario de guardia 24 horas vigila su propio calendario de emociones. Hoy le toca una dura ronda de noche, busca implantar justicia con sus leyes más racionales pero el yo dominante escapa con las musas, y se esconde detrás de ese arte que le gusta crear para sí mismo. Pero la presunta ilegalidad de sus emociones le llevan a una prisión cerrada por sus miedos, y es la culpabilidad por apasionarse la que le hace entregarse ante una justicia creada por sus propias leyes, dictadas por sus inseguridades.
La ley de las emociones
"Extasiados pon luces de neón,
nos disfrazamos para la ocasión,
por la falta de meditación,
por la vergonzosa actuación,
rompimos cosas sin intención."
O lo que viene a ser lo mismo:
"Seducidos por placeres inmediatos,
renunciamos a nuestra identidad,
pecamos de irresponsabilidad,
nos arrepentimos de nuestros defectos,
por colisionar estrepitosamente contra los demás."
En resumen:
"Nos dejamos llevar por los excesos con facilidad,
y las consecuencias merecen ser tomadas con seriedad."
Nuestros defectos nos desagradan, nos hacen sentir impotentes, rabiamos porque nos cuartan la libertad. Pero sobre todo afectan a nuestros familiares, amigos y demás personas con las que compartimos el mismo entorno, nos convertimos en obstáculos involuntarios y les hacemos caer. Y eso duele, y por eso pido perdón por mis errores, y reconozco con humildad que: Si tengo incoherencias y me suelo equivocar es debido a mi humanidad, pero estoy dispuesto a reducir el margen de error, a cambiar. Dejar atrás la mediocridad es también una gran muestra de humanidad, es crecer hacia el cielo.