EL ÁNFORA DE LAS METÁFORAS
VISIONES POR AMOR AL ARTE
En éxtasis musical
Los ideales como la música son algo abstracto, un lenguaje misterioso para los sentidos. En esa experiencia inmaterial, espiritual, casi mística, es donde radica lo verdaderamente esencial. Intentar plasmar la música en una historia creada a partir de la realidad hace que esa esencia pierda grandeza, la realidad pura limita, la fuerza yace en la indefinición, en los sentimientos abstractos ; al igual que esos ideales que una vez cumplidos, materializados, desaparecen por no ser definitivos. Siempre en vísperas de gozo, siempre intentando alcanzar lo inalcanzable. Por eso la música, ese lenguaje de lo abstracto, de las sensaciones, consigue que estemos tan cerca, tan al alcance de todos esos ideales que sentimos, y cuando cesa el sonido se desvanecen dejando un eco que envuelve la realidad. Una realidad atractiva por lo que desprende humanidad, sin el arte todo se vuelve plano, sin el arte todo es oscuridad a la que nos acostumbramos.
Música que habla, grita sucesos universales y a su vez vividos de forma tan particular. Lenguaje de sensaciones, de ideas etéreas, de ilusiones utópicas, así como sensaciones de luz sensaciones de oscuridad. Una realidad alternativa llena de matices, un mundo trazado a nuestra manera. Cierra los ojos, déjate llevar, hay una realidad invisible a los ojos, y quien sabe… tal vez y solo tal vez, posea más verdad que la que acostumbramos vivir.
El artista es aquel que, ante un mundo lleno de enigmas y secretos, se para a reflexionar tratando de extraer toda la belleza y trascendencia que allí permanece esperando a ser descubierta. Cualquiera puede ser artista, cualquiera puede ser un Genio que es capaz de extraer todo lo enigmático de una vida examinada. La vida examinada te llevará posiblemente al mismo sitio que la no examinada, pero puedo asegurarte que el trago será más dulce si intentas desvelar su magia. Por otro lado, la búsqueda de la Belleza está en todas partes, puedes encontrarla tanto en objetos como en lugares e incluso en personas, aunque estas son imperfectas con sus defectos y virtudes, sus pecados y bondades. Cada vez que reflexiono sobre las personas más me doy cuenta de la conmoción existencial que pueden llegar a causar en un alma mínimamente despierta. Las personas no hay que verlas jamás como un objeto de belleza humana o buscarles una utilidad, las personas son en sí bellas, en el momento que el artista establece una relación con una persona, está se hace partícipe del misterio e incluso puede llegar a encontrar el arte de lo bello y trascendental, descifrando poco a poco cada detalle cada matiz que poseemos cada uno en nuestro interior. Hay que ser artista de lo cotidiano y amar a las personas tal y como son, son arte, cada una es una pequeña gran obra de arte. Interesante concepto, tú, sí tú, aunque no lo creas eres artista y arte al mismo tiempo.
El artista y la belleza
Contemplo esa burbuja que es el mundo, lleno de sueños, deseos, pasiones y pecados, en definitiva, un caos de sensaciones. Y a pesar de todo eso, personas viven inconscientes en una vida absurda y monótona. Contemplo el comportamiento mecánico, de todos aquellos que no se dejan seducir por ningún ideal o sueño. ¿Cómo salir de ese estado absorbente y acomodado? El simple hecho de contemplar da una perspectiva nueva, innovadora, diferente y enriquecedora, en definitiva, una perspectiva liberadora. Ahí duerme el secreto de la contemplación, que espera a ser despertado con nuestros pensamientos, ese arte de dialogar con lo que vemos, degustando poco a poco la vida. Ahí fuera hay un gran lienzo en blanco esperando a que cada uno lo llene, cada color, cada trazo, cada pequeño matiz. Tú escoges esa perspectiva con la que miras lo que te rodea, como si de una obra de arte se tratase, una tan personal que te permita mostrar a los demás tu visión enriquecedora. Una gran obra de arte viviente y vivida.
El arte de la contemplación

La catarsis hacia la belleza
Me resultas atractiva. Ese impulso es inevitable por el mero hecho de afectar mi parte más humana, dejando de lado la más primaria y elemental, ya que es en el alma donde me siento conmovido. Por lo tanto, esa atracción se eleva sobre las demás, se eleva sobre cualquier atracción sensorial o física. Me conmueves en lo más profundo, olvido el discurrir del tiempo y me olvido de mí mismo, el egoísmo se desvanece frente a ti. Entonces, en armonía renovada, contemplo la belleza que se ilumina ante mis ojos extasiados, unos ojos que miran hacia y desde el alma.
La belleza forma parte de la subjetiva vivencia personal, y una vez descubierta y contemplada es imposible renunciar a ella. Capaz de mostrarnos el bien, la verdad y la felicidad propia de la intuición de un pedazo de perfección.
Perdiéndose en tu contemplación es como mejor se encuentra uno. Apreciando cada matiz es como se aprende a apreciar lo bello, y se huye del caos reinando la armonía. Un equilibrio propio de una espiritualidad mayor, la intuición de la esperanza es lo que veo cuando participo de tu belleza.
La expresividad de tu ser es lo que atrae. Es esa humanidad en la que uno se ve reflejado y comprende su ser en el otro, y entonces sucede, dos almas bellas al encuentro de un mismo deseo. El más excelso y elevado de todos, el que comparte, contempla y se extasía con el otro. Y entonces sucede, y jamás volverán a ver de la misma manera, y con ver incluyo sentir, y con sentir vivir.