EL ÁNFORA DE LAS METÁFORAS

RELATOS
El siguiente relato lo escribí inspirándome en un cuadro de Edward Hopper, en concreto lo que más me transmite es una atmosfera que trate de interpretar a mi manera y plasmar en lo que escribía.
POET NIGHTMARE

1.Las gotas de agua golpeaban el suelo con un ritmo desordenado pero a la vez armonioso sonido que tranquilizaba mi estado de ánimo, eminentemente inquieto y nervioso, aunque esto muchas veces me servía para potenciar mi curiosidad. Hoy en cambio era uno de esos días en los que quería dejar la mente en blanco y no pensar que pienso (cosa que estoy haciendo ahora, soy un desastre...). Logré calmarme poco a poco, a cada paso que daba por las calles húmedas y encharcadas por la llovizna. Me puse a observar el cielo, un cielo oscuro con nubes que apenas dejaban pasar los rayos de luz de una luna llena y blanquecina, dirigí mi atención a las calles, giré la cabeza hacia la derecha y seguí girando el cuerpo en esa dirección hasta dar una vuelta de 360º, al completar la vuelta comprobé que efectivamente mis sospechas eran ciertas, estaba completamente solo en unas calles que parecían estar descansando en la soledad del silencio. En aquel momento respiré hondo y de forma extraña el saber que estaba solo allí no me inquietaba sino que me hizo sentirme sobrecogido de tal forma que mis problemas parecían callar, tal vez para no romper aquel silencio tan mágico y enigmático que me rodeaba. Seguí caminando hasta tropezarme con unas luces que brillaban en la oscuridad, entre en el bar tan vacío como lo estaban las calles. Me senté frente a la barra y espere a que el camarero se acercase a mi, le pedí un café, que bohemio, no? De noche en un bar solitario y un tipo tan solitario como el lugar tomando un café frente a la barra. Me recordó en cierto modo a aquel melancólico cuadro de Hopper.
Sentado y con el café caliente entre los labios me quede mirando la puerta con ojos reflexivos y evadidos de la realidad, seguí en este estado de trance hasta que vi una figura por el cristal que impedía cierta claridad. Observe como aquella silueta acercaba tímidamente su mano a la puerta y acto seguido la abría, y con ello desvelaba su propio misterio. Nuestras miradas se cruzaron, ella tenía los ojos mas azules que he visto, parecía buscar un lugar donde refugiarse de la lluvia que ahora golpeaba con más fuerza. Miro a su alrededor con curiosidad y acto seguido se sentó junto a una mesa próxima a la ventana por la que se quedo observando de manera despreocupada.
Aquella chica de ojos azul celeste y cabellos dorados que descendían brillantes hasta sus delicados hombros. Tenia la piel blanca como la luna llena que gobernaba aquella noche, y de la misma manera ella parecía iluminar la estancia, antes solitaria y sin vida. Todo parecía muy de cuento pero sinceramente yo no soy ningún príncipe y no creo que ella fuese una princesa, simplemente éramos dos extraños en el mismo lugar del que después saldríamos para que cada uno continuase con su vida.
Y efectivamente después de un rato allí sentado, ella se levanto cogió sus cosas echo una mirada fugaz hacia donde yo estaba y salió a la calle con paraguas en mano, se fue alejando bajo la lluvia hasta que desapareció en las sombras de la noche. Aquello me hizo reflexionar sobre lo efímero de las cosas de esta vida, vienen y se van de forma tan fugaz como la mirada que me echo aquella chica misteriosa antes de irse. Pasaron las horas y yo aun allí estaba inmóvil petrificado, sentía que tal vez ya era momento de volver a casa a intentar dormir un poco. Sabéis, hace días que sufro de insomnio, me cuesta mucho conciliar el sueño. Es una larga historia tal vez algún día la escriba para que alguien la lea... bueno ya llegue a casa, mañana será otro día, intentare descansar un poco.
La noche se acerca silenciosa y las sombras se vuelven más alargadas. Camino sin salirme del sendero, temo que el horror me alcance si salgo de el o al menos eso es lo que me dijeron..."no te salgas del camino, nadie sale del camino, haz lo que todos hacen". Observo las siniestras sombras que ondulan en la oscuridad. Parece que comienzan a crear formas monstruosas, como si se tratase de bestias que acechan en la penumbra dispuestas a desgarrarme, robando mi último aliento de vida. La absorbente negrura empieza a atraparme, siento que acabare consumiéndome allí, en la grotesca y angustiante tiniebla. Cuando ya había perdido toda esperanza por seguir, encuentro a lo lejos una tenue y pálida luz posada estática y serena, su sinuosa belleza parece atraerme. Entonces me dejo llevar, mis pasos avanzan inconscientes hacia la luz brillante como un rayo de luna. Cada vez más cerca, pero entonces... ¡noo que he hecho! ¡estoy fuera del camino! Por dentro siento que debo calmarme, parar y reflexionar ¿realmente allí sentía que corría peligro? No, no había nada que temer, estaba fuera del camino y nada ocurría. Vuelvo mi atención de nuevo hacia el punto de luz, apenas logro captar los detalles de la figura aun informe a mis ojos, pero ante lo desconocido me siento inevitablemente atraído "cuando el misterio es demasiado grande es imposible escapar". Me acerco lentamente y cuando me encuentro frente a frente se paraliza todo mi Ser, paradójicamente veo eso, mi Ser, veo todo lo que soy con una claridad que me aterra. Nunca mejor dicho estaba "mirando dentro de mi alma". Faltan palabras para explicar aquello, era como estar mirándome a mí mismo comprendiendo la verdad más clara y cristalina de lo que era, de lo que soy, todos mis pecados y virtudes, todos los errores y triunfos de mi vida ante mí. No había ocasión para perderme en el autoengaño, negando lo que soy. Quien iba a decir que en la dantesca oscuridad lograría ver la luz que iluminase esperanza en mí. Resonaba en mi cabeza aquella frase que tantas veces escuche "conócete a ti mismo". Con la elegancia ideal de un sueño la pálida luz me atravesó entrando en mi interior. Por primera vez me sentía realmente vivo como si acabase de despertar de un sueño, como si escapase de una burbuja de ignorancia que estallaba mostrando la verdad más pura de la realidad. Y no solo eso, sino que podía ver más allá de la simple realidad. Ante aquella felicidad solo hacía que preguntarme... ¿y si no hubiese salido del camino? ¿realmente conocemos nuestros universos interiores?
Busca y encontrarás, la felicidad está en la búsqueda; no tengas miedo a perderte, quizás te encuentres contigo mismo; no huyas la esperanza brilla con más nitidez en los momentos oscuros depende de ti encontrarla; párate a contemplar la Belleza útil de lo inútil, no hay prisa, solo contempla; la Verdad de lo simple esta ante tus ojos, la complejidad de lo complejo es confusa pero la complejidad de lo simple es clara; las ilusiones alejadas de lo ilusorio no son humo, son deseos nobles y metas que forman parte de ti y de tu búsqueda; en un mundo de egoístas busca salir de lo común y comparte con otros, realmente serás feliz si tu compartir es sincero; ¿estamos llamados a grandes cosas o somos nosotros los que las hacemos igual de grandes que la vida que deseamos llevar?
Un relato de luces y sombras
ALUCINACIONES
Sucedió en una noche bañada por la plateada luz de la luna, en concreto junto a un lago de aguas cristalinas y una cascada que rompía en espumoso efecto, agitando así el reflejo de la luna sobre las aguas. Aquel bosque parecía sacado de un mito griego, sus sinuosas figuras ascendían y se agitaban con suavidad, realmente un paisaje de ensueño. Era una noche con silenciosos exteriores, e interiores agitados por mi inquieta alma. Con la caída del sol, podía comenzar a ser yo, sin pudores de ningún tipo, era genuino y me sentía libre como los rayos que la luna esparcía entre las ramas, dotando a la escena de un ambiente ambiguo y misterioso. La niebla espesa que me rodeaba hacia que me sintiera seguro, como si me transportase a un lugar alejado de espacio y el tiempo que con su gélida mano todo lo destruía.
El relato que les vengo a narrar se inicia cuando, tras la espesa niebla de la noche, vi aparecer frente a mí la exótica y sensual figura de mis deseos, tantas veces soñados. He de confesar que ella jamás se vio bonita, pero como el arte, si me hacia sentir algo. Me hizo sentir que estaba con vida. Siendo esa vitalidad la que me hizo levantarme y acercarme hacia su poderosa mirada, para poder sentirle más cerca la rodee con mis brazos. Permanecí en ese estado hasta que al abrir los ojos extasiados me percaté que nadie allí había, pero aun sin verla sentía que seguía allí. Mirando a mi alrededor logré ver un rayo de luz que se tambaleaba en la oscuridad, cuando estuve lo suficientemente cerca para descubrir si era ella la que brillaba con tal intensidad, el foco de luz me cegó los ojos. Después de permanecer unos instantes en completa oscuridad, volví a recuperar la vista, pero esta vez ya no veía aquel paisaje en el que me encontraba hacia unos instantes. Parecía como si todo lo que me rodeara reposara en el suelo con marcada solidez y consistencia, todos esos árboles ahora con gruesos troncos permanecían robustamente inquietantes y tristes, como atrapados en el suelo, habiendo perdido ya hace un tiempo las ganas de tratar de salir de allí. Para mi sorpresa yo de la misma manera me encontraba extrañamente pesado, me sentía cargado por dentro, y al intentar tratar de moverme observe que estaba enraizado en el suelo, un suelo sucio, sucio como la mismísima realidad.
¿Realidad? Tal vez se tratase de eso ¿Era ciertamente real o soñaba? Así decidí cerrar los ojos y apretando los parpados y cerrando fuerte los puños empecé a imaginar cómo despertaba, acto seguido los volví a abrir encontrándome ahora tranquilamente tumbado sobre un blando césped, me sentía extrañamente observado, mire a mi alrededor y no vi a nadie acechando, hasta que me percate de todo aquel cielo plagado de luminosas estrellas que conquistaban y llenaban la penumbrosa escena de tenue luz. Como ya dije, no me sentía solo, las estrellas parecían hacerme compañía a la vez que se mantenían vigilantes, parecían omnipotentes y parecían poder abarcarlo todo, nada escapaba a su visión. Volví a cerrar los ojos respiré hondo y los volví a abrir, como si se tratase de un sueño dentro de otro sueño ahora me encontraba con la cabeza sobre un libro abierto, y dentro de ese libro tu Ser contemplado por mí, tú, mis ideales tantas veces soñados. La ficción parecía no llegar a su fin hasta que entro en la estancia mi fiel compañero de viajes. Dirigiéndome así e invadido por esa curiosa felicidad que se experimenta cuando soñamos, le comencé a narrar este mismo relato tal y como ocurrió. De la misma forma se dirigió a mi, y mirándome pronuncio las siguientes palabras: "ten por seguro que estamos vivos, ascendemos a grandes cosas"
Reflexioné sobre lo ocurrido y concluí en que en la vida tratamos de estar constantemente con los pies en el suelo, pero en ocasiones escapamos con nuestros afanes y deseos, que nos hacen “soñar” dándonos renovada vitalidad. Ante esto la vida trata de devolvernos los pies al suelo, incluso quiere que echemos raíces de monótona estabilidad, y así permanecer estáticos hasta que ni siquiera nos lleguemos a plantear si alguna vez pudimos andar o incluso volar alto. Pero si no nos dejamos resignar y volvemos a tratar de soñar propósitos grandes seremos capaces de volvernos a encontrar en otra noche idílica igual que lo hicimos ya otras veces. Y una vez ahí recordar que, para lograrlo, debemos volver a la realidad pudiendo así materializar aquellos propósitos, llenarnos de felicidad y compartir toda esa felicidad para asegurarse al menos que siendo cosa de pluralidades, uno mismo no puede estar en un sueño, y aquella felicidad que se experimenta es genuinamente real.